Revolución

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“La libertad no es más que un fantasma inofensivo mientras existan hombres que puedan matar impunemente de hambre a otros. La libertad es un fantasma inofensivo cuando a través de un monopolio el rico logra ejercer el derecho de vida y muerte sobre sus semejantes.” JACQUES ROUX

viernes, 23 de septiembre de 2011

LA (IN)JUSTICIA DE ESTADOS UNIDOS HA ASESINADO A TROY DAVIS

Esta pasada madrugada, como ya casi todo el mundo sabe, el estado de Georgia de los EEUU, asesinó a Troy Davis.
Este hombre de raza afroamericana, fue condenado a muerte en 1991 por el asesinato en 1989 de Mark MacPhail, un agente de policía de una localidad del citado estado norteamericano.
Desde entonces las campañas para paralizar su ejecución han ido en aumento, en especial en estos últimos años cuando millones de personas de todo el mundo y multitud de organizaciones defensoras de los derechos humanos (cabe destacar la gran lucha de Amnistía Internacional que consiguió enviar cerca de un millón de firmas a las autoridades de Georgia) se han volcado para intentar salvar a Davis.
Desgraciadamente no se ha podido conseguir el objetivo que todos deseábamos y EEUU ha vuelto a ser nuevamente un verdugo despiadado. Y todo ello a pesar de que las dudas sobre la culpabilidad del condenado eran más que razonables.
Nunca ha existido ninguna prueba material que vincule directamente a Davis con el asesinato, y el arma del crimen nunca se encontró. La acusación contra Davis se basaba en declaraciones de testigos presenciales y siete de los nueve testigos clave se han retractado de su testimonio o lo han modificado.


De los 9 testigos que dieron testimonio en el juicio de 1989, 6 se retractaron, jurando que dieron las declaraciones debido a las amenazas y presión policial. Aunque todas las retractaciones son destacables, la de Antoine Williams es algo descomunal por su crudeza: 
" Después de que los agentes hablaron conmigo, me dieron una declaración y me ordenaron firmarla. La firmé. No la leí por que no sé leer...Me sentí realmente presionado..."

Esta injusta ejecución vuelve a demostrar una vez más el sinsentido y la brutalidad de la utilización de la abominable pena de muerte como sistema de impartir justicia. 
Esta ya sobradamente demostrado que la aplicación de la pena de muerte no reduce en absoluto la criminalidad (en USA, se dan los casos de estados con la pena capital con un mayor índice de homicidios que otros que no lo tienen), es algo absolutamente deleznable que tritura la dignidad humana y coloca al gobierno de un estado a la misma altura que el más vil asesino. 
¿Como puede ser que uno de los países más avanzados del mundo siga utilizando esta cruel práctica en pleno siglo XXI? 
Sinceramente, siento un asco enorme cuando veo a los Estados Unidos proclamar a los cuatro vientos los ideales de justicia y democracia por todo el mundo, utilizando los mismos como bandera inseparable del espíritu nacional, cuando es el estado que menos respeta los derechos humanos a lo largo y ancho del planeta. 

Estos yanquis van dando lecciones morales allí por donde van y mientras tanto ejecutan con inyecciones letales a decenas de personas al año (en el 2010 cerca de 50), personas que en muchos casos como el de Troy Davis nunca se ha demostrado su culpabilidad ni se han aportado pruebas, o sea que eres culpable hasta que demuestres lo contrario, esto sí que es justicia señores. Y mientras tanto a día de hoy siguen recluidas 3.200 personas en los inhumanos corredores de la muerte de los EEUU, esperando día a día su humillante y desgraciado final, en muchos casos durante gran cantidad de años que terminan por minar y destruir la cordura y el juicio de los condenados.
Otra cuestión crítica es la abismal diferencia entre ricos y pobres a la hora de impartir justicia en la nación de las barras y las estrellas (esto no es endémico de USA, lo podemos ver en gran cantidad de países, el estado español sin duda es un buen ejemplo de como hacer distinciones según cuenta corriente del acusado). 
Como bien sabemos, no se mide con el mismo rasero a un ricachón que puede pagar fianzas y abogados poderosos e influyentes que a un pobre diablo que lo justo mal vive y que al toparse con la señora justicia (ya sin venda) las posibilidades de un triste desenlace son muy elevadas.   

Y todo esto ocurre en un país cuyo simpático presidente ha sido nobel de la paz.

Enlaces de interés sobre el caso de Troy Davis:




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